¿Por qué la falta de empleo puede afectar a mi autoestima?

Vivimos en una sociedad en la que obtener un trabajo es necesario para poder conseguir otros bienes necesarios, como una casa, alimento, ropa con la que vestirnos, etc. 

Sin embargo, la situación actual a la que nos enfrentamos los jóvenes es bastante diferente a la que se encontraron nuestros padres y otras generaciones anteriores, ya que contamos con un nivel formativo superior en términos generales y, paradójicamente, también experimentamos unas tasas de desempleo mucho mayores. 

Desde luego, haber dedicado años de estudio y esfuerzo académico (y económico) y que nos cueste ver resultados no nos deja indiferentes a nivel psicológico. 

De hecho, es fácil que mostremos síntomas ansiosos (nerviosismo, falta de apetito, insomnio, irritabilidad) o depresivos (desmotivación, apatía…), pero también es muy probable que las dificultades a la hora de encontrar un empleo nos afecten a nivel de autoestima. 

 

¿Qué es la autoestima y por qué es importante?

La autoestima es uno de los términos más sencillos de definir en psicología, aunque es uno de los más complejos de trabajar. Se refiere al “valor que nos damos a nosotros mismos” y, por ende, a cómo nos tratamos en función de ese “valor” con el que nos percibimos. 

Cuando una persona cuenta con una autoestima a niveles saludables es capaz de aceptar que existen tanto debilidades como fortalezas en sí misma, por lo que está dispuesta a aprovechar sus puntos fuertes y sacarles el máximo partido, mientras averigua cómo trabajar las debilidades para que sean lo más “ligeras” posible. 

Sin embargo, cuando una persona cuenta con niveles de autoestima más bien bajos, es mucho más proclive a detectar sus debilidades y a caer en el machaque constante por ellas. Es difícil que pueda observar que ha conseguido también logros en su vida y, desde luego, enumerarlos sería casi un suplicio. 

Pero, claro, desde esta óptica parece que la autoestima sea la cumbre de nuestros problemas, ¿Verdad? Parece que tener una baja autoestima es la causante de que no pueda afrontar determinados retos en mi vida, pero, ¿Y si le damos la vuelta a la investigación?

¿Y si resultara que un nivel más bajo de autoestima es consecuencia y no causa de lo que ocurre en mi entorno? Bien, quizá ha llegado el momento de aceptar que las personas no vivimos al margen de lo que ocurre a nuestro alrededor, sino que todo lo que pasa entorno a nosotros, nos afecta. 

Nuestros niveles de autoestima no son una excepción;si tengo una relación conflictiva con algún miembro de mi familia y se me trasladan mensajes negativos sobre mí, me afecta;si obtengo malos resultados en el colegio y se me penaliza por ello en lugar de buscar cómo ayudarme, me afecta;si llevo varios meses buscando trabajo y no encuentro, me afecta. 

Al final del recorrido es inevitable que las personas nos valoremos también un poco en función de cómo nos valoran o los demás o, mejor dicho, de cómo sentimos que nos valoran los otros. 

Si el mensaje que yo recibo sobre mí mismo de mi entorno no es constructivo, esto va a tener una influencia en mí, sin ninguna duda.

 

¿Cómo hacemos para manejar esa percepción de nosotros mismos?

Es importante tratar de mantener una visión lo más objetiva posible de nuestra realidad. Está claro que esto no es una tarea fácil, sobre todo porque nuestra propia interpretación de la vida es totalmente subjetiva, pero podemos tratar de enfocar las situaciones que vivimos de una manera que nos haga menos daño. 

También es importante poder identificar qué es lo que se nos da bien (aunque cueste) y qué es lo que se nos da peor. El objetivo es poder aprovechar las oportunidades que nos brinden ambas caras de la moneda. 

En T´escoltem, Servicio de Asesoramiento Psicológico para jóvenes, trabajamos con herramientas psicológicas como la reestructuración cognitiva, que consiste en trabajar determinadas creencias irracionales para transformarlas en alternativas de pensamiento más realistas y saludables, así como también el entrenamiento en solución de problemas, de cara a localizar recursos en nuestro día a día para afrontar dificultades que pueden surgir y en las que, probablemente, hasta la fecha no hemos sabido muy bien cómo gestionar.

 

Solicita cita previa